El Parlamento Europeo le ha pedido hoy a la Comisión Europea que proponga legislación para ofrecer un etiquetado más claro de los productos tradicionales, lo que ya se hace con productos agrícolas regionales.

La eurodiputada del Grupo S&D, Virginie Rozière, que es la autora del informe, dijo:

“Es de sentido común que cuando compras una copa de champán o una salchicha Cumberland esperes que proceda de la región que indica el nombre. Sin embargo, no sucede así con los productos no-agrícolas: cuando compras un tartán escocés o un cristal de bohemia, no hay garantía de que sea auténtico. Hoy, le hemos pedido a la Comisión Europea que presente legislación que para rectificar este punto y que ofrezca protección a los productos que tengan ciertas características típicas que les hagan específicos de una región o lugar.

“Un sistema europeo de protección de indicadores geográficos de los productos que no sean agrícolas sería un gran avance para los consumidores, los fabricantes y las regiones locales. Para los consumidores, garantizaría que saben que lo que están comprando cumple normas estrictas de origen y calidad. Para los fabricantes, les protegería contra la competencia desleal y les ayudaría a apoyar habilidades tradicionales y de calidad profesional. Ayudaría a las regiones a proteger el empleo local e incluso podría impulsar el turismo.

“Muchos de los productos que protegerá esta nueva legislación se han fabricado desde hace siglos utilizando técnicas que se han transmitido de generación en generación. Proteger esos productos y las habilidades con que se fabrican es una forma de conservar la herencia y la diversidad europea”.

Nota para los redactores

Según una primera evaluación, se ven afectados unos 800 productos, pero, como el Parlamento Europeo propone un proceso simple de registro, esa cifra podría revisarse al alza. Un registro público estándar ayudaría a informar y proteger a los consumidores.

En la actualidad, solo 15 de los 28 Estados europeos tienen legislación que protege productos que se basan en el origen geográfico. El Parlamento quiere tener normas uniformes para que sea más claro y fácil que los fabricantes vendan sus productos por toda la Unión Europea.