El Grupo S&D le pide a la Comisión Europea que presente finalmente límites legales a nivel europeo para la industria alimentaria en relación con los ácidos grasos trans que han sido añadidos industrialmente, como lo pedía la Resolución del Parlamento Europeo de octubre de 2016. La Comisión tiene la responsabilidad y la obligación de hacer lo máximo posible para evitar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, infertilidad, Alzheimer, diabetes y obesidad, que pueden ser causados por los ácidos grasos trans.  

 

La coordinadora del Grupo S&D en la comisión de Salud y Medio Ambiente, la eurodiputada, Miriam Dalli, afirmó:

“Dinamarca ha introducido un límite legal, mientras que países como Malta han emitido recomendaciones de alimentación sobre los ácidos grasos trans, que son un tipo de ácido graso insaturado que se usa ampliamente en la industria alimentaria. Las pruebas muestran que las grasas trans aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, infertilidad, Alzheimer, diabetes y obesidad. Lamentablemente, esta conciencia no está extendida en toda la Unión Europea y es responsabilidad de la Comisión Europea proponer un límite legal de la Unión Europea al contenido industrial de ácidos grasos trans en todos los alimentos.  

“Ya es hora de que la Comisión Europea deje de ignorar la Resolución del Parlamento Europeo, que se aprobó hace dos años, que beneficiaría al final a la salud de nuestros ciudadanos y ciudadanas y mejoraría su bienestar”. 

 

La autora del Grupo S&D de la Resolución del Parlamento Europeo sobre los ácidos grasos trans, la eurodiputada Daciana Sârbu, añadió:

“Le hemos pedido a la Comisión Europea que introduzca límites legales a las grasas trans industriales de los alimentos procesados. Las grasas trans están asociadas a un riesgo significativo de enfermedad y también a desigualdades sanitarias amplias que no deben ignorarse.  

“Ya tenemos ejemplos de regulaciones que ofrecen resultados positivos. No hay tiempo que perder ni hay que probar soluciones que sean menos eficaces: hacen falta políticas contundentes y urgentes; deben aplicarse medidas ya probadas para salvar vidas.

“Es un claro ejemplo de una medida específica que puede abordar directamente una causa alimentaria de enfermedad cardiovascular para mejorar la salud pública. ¡No hay motivo para retrasar las medidas!

“La Comisión Europea debe actuar ahora, con determinación y coraje, para proteger a los ciudadanos y las ciudadanas europeos frente a riesgos sanitarios graves”.