Nos llegan muy buenas noticias desde Montreal, Canadá. Se acaba de alcanzar un importante acuerdo mundial sobre biodiversidad en la COP15 del Convenio sobre la Diversidad Biológica para proteger la Tierra y su biodiversidad.
Este acuerdo histórico establece un Marco Mundial de la Diversidad Biológica posterior a 2020, que incluye metas ambiciosas como el objetivo “30 para 2030”, según el cual se protegerá al menos el 30 % de las zonas terrestres y marinas de aquí a 2030.
Nuestra delegación del S&D en la COP15, encabezada por César Luena y también con la presencia de João Albuquerque, ha seguido los avances de las negociaciones en Montreal y se ha reunido con varios países y partes interesadas en la antesala del acuerdo.
El eurodiputado del Grupo S&D y jefe de la delegación del Parlamento Europeo, César Luena, ha afirmado:
“Estamos sumamente contentos de contar con un nuevo Marco Mundial de la Diversidad Biológica posterior a 2020 para proteger la biodiversidad, tras los retrasos que se han producido como consecuencia de la Covid-19. Quizás el acuerdo no sea tan ambicioso como nos hubiera gustado en un principio, pero supone un paso adelante fundamental en los esfuerzos mundiales para frenar y revertir la pérdida de biodiversidad.
También nos alegra especialmente que el acuerdo recoja el objetivo fundamental de proteger el 30 % de las zonas terrestres y marinas de aquí a 2030, así como el objetivo de restauración global que exige que al menos el 30 % de los ecosistemas degradados se encuentren en proceso de restauración para el año 2030. La Unión Europea ya está trabajando en un instrumento para ejecutar este importante objetivo mediante la Ley de restauración de la naturaleza, que estoy negociando para el Parlamento”.
João Albuquerque, miembro de la delegación del Grupo S&D, ha manifestado:
“Este es un gran día para la biodiversidad. Con un millón de especies vegetales y animales en peligro de extinción, nos enfrentamos a una importante crisis de biodiversidad. Esto puede tener graves consecuencias, no solo para la propia naturaleza, sino también para nuestras sociedades, habida cuenta de los múltiples servicios ecosistémicos de los que dependemos.
Ahora que tenemos un acuerdo en vigor, hay que centrarse en la aplicación. Es imprescindible que haya suficiente financiación de todas las fuentes destinada a la biodiversidad. La reforma de las subvenciones perjudiciales para la biodiversidad debería constituir una prioridad. También necesitamos mecanismos sólidos de supervisión y revisión para asegurarnos de avanzar y de lograr los objetivos y metas fijados. Las anteriores metas mundiales en materia de biodiversidad, las denominadas Metas de Aichi, no llegaron a alcanzarse. Es esencial que esta vez lo hagamos bien”.
