30 años después de la Revolución en Rumanía, el acontecimiento que acabó con la dictadura comunista, el Parlamento Europeo reconoce su importancia en la historia europea común. 

Durante un debate en Estrasburgo, los eurodiputados y las eurodiputadas han compartido sus visiones sobre el tema, antes de la votación de una Resolución sobre este asunto, que tendrá lugar el jueves.  

Cristian Terheş, eurodiputado rumano del Grupo S&D, afirmó:

“La Revolución de diciembre de 1989 acabó con un régimen criminal en Rumanía. En mi país se volvió a la democracia con el sacrificio de vidas humanas. Esos sacrificios se añadieron a las miles de personas que lucharon para restaurar la democracia, la dignidad y los derechos humanos desde la instauración del régimen comunista en Rumanía. La gente iba a la cárcel por oponerse a la ideología comunista y negarse a servir al interés del partido comunista. La Revolución de 1989 fue la culminación de la lucha contra la corrupción en Rumanía, una lucha que duró 40 años.  

“Estoy contento de que todos los representantes rumanos de este Parlamento Europeo hayan votado a favor de esta Resolución. Es la prueba de lo que nos une y de lo que nos ha unido como personas: la lucha por el respeto de la libertad y la dignidad de nuestro país y de sus generaciones futuras”.   

Carmen Avram, eurodiputada rumana del Grupo S&D, afirmó:

“30 años después, se está intentando hacer justicia; pero es una justicia que llega con mucho retraso. No puedo entender, y no lo haré, por qué nunca se ha llevado a cabo una investigación seria y por qué 20 millones de rumanos y rumanas todavía tienen, en la actualidad, 20 millones de versiones sobre la Revolución de 1989. 

“También es una tragedia que, 30 años después, todavía tengamos que llegar a alcanzar el ideal por el que los rumanos y las rumanas han luchado y se han sacrificado. Además, los homenajes y las declaraciones oficiales de pesar parecen falsas. Lo que es peor, me parece ver una falta de respeto de nuestras sociedades por las generaciones que vivieron en condiciones terribles antes de 1989 y cuyos hijos han muerto o siguen traumatizados por lo que sucedió hace 30 años; personas que han construido el país en el que vivimos ahora. 

“En el alcance de la historia, 30 años no es mucho tiempo. Es una vida para una persona. Una vida en la cual, si no se educa en el espíritu de la gratitud y el respeto del pasado, el mismo está condenado a ser olvidado. 

“Por eso creo que es ineludible que el periodo comunista y la Revolución de 1989 se incluyan en un manual especial y se estudien en detalle en todos los colegios rumanos”.

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