Hoy en Bruselas, los ministros y las ministras de Finanzas de la Unión Europea hablarán sobre la situación de su trabajo en relación con la fiscalidad digital y las reformas actuales que se están desarrollando el marco del G20 y la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).* Estos esfuerzos de reforma internacional para regular cuántos impuestos pagan las empresas y dónde lo hacen actualizarían, por lo tanto, la legislación fiscal a la era digital, limitarían la competencia fiscal y garantizarían igualdad de condiciones entre países y empresas. Los Socialistas y Demócratas han encabezado la lucha por la justicia fiscal y siguen presionando por normas fiscales que garanticen que todos contribuyen con su parte justa.

Hablando antes de la reunión de los ministros y las ministras de Finanzas, Jonás Fernández, eurodiputado y portavoz de Economía del Grupo S&D, afirmó:

“Nuestros ciudadanos y ciudadanas esperan que Google, Apple y Amazon paguen finalmente su cuota justa de impuestos, igual que hacen las empresas y las personas normales y corrientes. Si queremos garantizar que las grandes multinacionales no se salgan más con la suya sin pagar prácticamente impuestos, debemos llevar nuestra normativa fiscal a la velocidad de la economía internacional moderna.

“Nuestra prioridad debe ser garantizar que las reformas internacionales estén alineadas con los intereses de los ciudadanos y las ciudadanas de la Unión Europea. Sin embargo, la Unión Europea también debe ordenar su propia casa, si queremos ser creíbles. Es inconcebible que debido a la resistencia de unos cuantos gobiernos, la Unión Europea no haya sido capaz de llegar, hasta el momento, a un acuerdo sobre un impuesto digital justo ni de cerrar las jurisdicciones donde haya dumping fiscal europeo. Ello muestra claramente lo anacrónica que es la regla de la unanimidad en relación con los temas fiscales y que hace falta urgentemente avanzar a la mayoría cualificada en los asuntos fiscales.

“Los ministros y las ministras de Finanzas de la Unión Europea deben presionar por una reforma simple, que los países puedan implementar fácilmente y que cierre las actuales lagunas jurídicas, de las que las grandes empresas siguen aprovechándose para reducir sus tipos fiscales. Sin embargo, por el momento, los esfuerzos de reforma parecen ser cada vez más complejos y reducidos, poniendo así en peligro el éxito de toda la operación. Solo será exitosa aquella reforma que incluya a todas las grandes empresas y ofrezca respuestas claras respecto a dónde y cuánto se fiscalizan los beneficios.

“Los Socialistas y Demócratas están presionando por un tipo fiscal mínimo efectivo del 18%. Solo un tipo fiscal mínimo y efectivo puede poner freno a la competición fiscal entre países. Dado que la creación de valor digital no requiere presencia física, un principio sobre el cual se basa la legislación fiscal actual, un tipo fiscal mínimo sería un gran avance para gestionar mejor la digitalización de la economía.  

“Pero una cosa está clara: si no se puede lograr ningún acuerdo internacional antes de finales de 2020, la Unión Europea debe estar lista para actuar por su cuenta. La petición de justicia fiscal de nuestros ciudadanos y ciudadanas no puede esperar más”.

Nota para los redactores:

*La BEPS 2.0 (Erosión de la Base Imponible y Traslado de Beneficios, por sus siglas en inglés) se lanzó a finales de enero de 2019 en un documento político de tres páginas de la OCDE, junto al Marco Inclusivo (134 países que cooperan respecto al impuesto de sociedades) con la finalidad de abordar los desafíos fiscales que surgen debido a la digitalización de la economía. Ese trabajo también lo apoyará el G20 a finales de 2020 y pretende crear un enfoque unificado para redistribuir los derechos fiscales y redefinir la presencia fiscal (nuevo nexo), en un primer pilar. Un segundo pilar aspira a definir un nivel mínimo de fiscalidad efectiva mediante un impuesto internacional contra la erosión de la base imponible.

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