Los Socialistas y Demócratas del Parlamento Europeo condenan el último acto de represión contra el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), ya que, según las informaciones publicadas ayer, la Fiscalía turca presentó ante el Tribunal Constitucional la petición definitiva de clausurar este partido de la oposición. La semana pasada, el Tribunal ya había congelado el acceso del HDP a una cuenta bancaria a través de la cual recibía financiación estatal.

El HDP, uno de los dos partidos hermanos del S&D en Turquía, es el tercer partido más importante del Parlamento turco. Obtuvo el 12% de los votos en las elecciones generales de 2018 y cuenta con 56 de los 579 escaños de dicho Parlamento. Lleva años siendo el blanco de las autoridades turcas, situación que se ha agravado con el tiempo. Como consecuencia, miles de miembros, cargos directivos, diputados/as, concejales municipales y coalcaldes del partido han sido juzgados principalmente por cargos de terrorismo y, más recientemente, ha habido toda una ofensiva a manos de fiscales con numerosas causas judiciales. Esto se suma a la detención continuada desde noviembre de 2016 de los ex copresidentes del HDP Figen Yüksekdağ y Selahattin Demirtaş, este último líder de la oposición y antiguo candidato presidencial.

Nacho Sánchez Amor, eurodiputado del Grupo S&D y ponente del Parlamento Europeo para Turquía, ha declarado:

“Instamos a las autoridades turcas a frenar la ofensiva contra el HDP. Se trata de un partido pacífico y elegido democráticamente y debe permitírsele operar libremente y sin intimidaciones por parte del Gobierno. Su disolución supondría un duro golpe para la democracia y violaría múltiples libertades y derechos fundamentales, como la libertad de asociación, la libertad de expresión y el derecho de voto.

Para mí no hay duda de que este último intento de silenciar al HDP está vinculado a las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias de Turquía. El plan es clausurar el HDP, de manera que se limiten drásticamente las opciones de elección de millones de votantes, así como vetar políticamente a todos sus dirigentes para evitar que se funde cualquier posible nuevo partido. Esto no solo es ilegal, sino también un grave error político. Si se ordena el cierre del HDP, ninguna delegación internacional de observadores independientes podrá ir a Turquía y concluir que las elecciones fueron justas. Esto también alejaría a Turquía de la UE y agravaría su actu

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