Durante el debate sobre el Estado de la Unión Europea, Iratxe García, la presidenta de los Socialistas y Demócratas del Parlamento Europeo ha dicho:

“Nos enfrentamos a retos históricos. Primero la pandemia, y ahora una guerra iniciada por Vladimir Putin que amenaza nuestros valores y el sistema global multilateral.

“Como siempre, las crisis muestran nuestras debilidades, pero también nos muestran lo que debemos hacer: reforzar las políticas sociales, reformar el mercado energético, reformar la fiscalidad y la gobernanza económica –hemos visto que reformar el Pacto de Estabilidad es una necesidad ahora– y luchar contra la emergencia climática.

“Nuestro compromiso con el pueblo ucraniano es sólido. Sin embargo, no sólo vale con vitorear los logros militares para garantizar el apoyo de los ciudadanos y las ciudadanas europeos: también debemos ponernos en la piel de quienes sufren las consecuencias de esta guerra.

“Debemos poner un tope al precio del gas y ayudar a las familias y a las empresas a pagar las facturas. Y podemos hacerlo con parte de los beneficios extraordinarios, los “beneficios inesperados” de las empresas energéticas. Todos y todas deben arrimar el hombro. Además, me parece claro que ha llegado el momento de que el sistema europeo de reaseguro de desempleo, SURE, se vuelva permanente.

“En este momento histórico, la situación de nuestra democracia me parece tan frágil como la de nuestra economía. Están volviendo fantasmas que creíamos superados. Algunos Estados miembros se han convertido en autocracias, como la Hungría de Orbán. En otros, los partidos pro-fascistas pueden ganar elecciones, con la aprobación y la ayuda del PPE (Partido Popular Europeo). Es realmente preocupante y peligroso. 

“Hago un llamamiento al PPE para que reconsidere su papel en el proyecto europeo, sus responsabilidades y sus aliados. Después de la Segunda Guerra Mundial, los fundadores de la democracia cristiana entendieron que el mejor patriotismo era buscar los intereses comunes de la Unión Europea en su conjunto, de la mano de la socialdemocracia, y no del nacionalismo exclusivo”.

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