Después de la votación de hoy en plenario y de la adopción de la posición negociadora del Parlamento Europeo sobre el Presupuesto 2019, el ponente general y eurodiputado del Grupo S&D, Daniele Viotti, afirmó:

 

“Movidos por el egoísmo nacional y una actitud de “escurrir el bulto”, una vez más el Consejo Europeo juega en contra de Europa. El Consejo –esto es, los Estados miembros– añade cada vez más prioridades a la Unión Europea con tal de escurrir el bulto, mientras que el egoísmo ciego de los gobiernos nacionales no garantiza que se destinen fondos apropiados a las políticas comunes de la Unión Europea. Eso impide que la Unión Europea ofrezca resultados y, finalmente, esté a la altura de las expectativas de los ciudadanos y ciudadanas. La combinación de esos dos enfoques inapropiados presenta el riesgo de aumentar la decepción, la frustración y la desconfianza hacia la Unión Europea, en toda Europa.

 

“Eso es exactamente lo que está pasando con el presupuesto 2019 de la Unión Europea donde, gracias a la presión de los eurodiputados y las eurodiputadas del Grupo S&D, el Parlamento Europeo  ha pedido hoy fondos apropiados para financiar herramientas esenciales destinadas al futuro de nuestros jóvenes, ya procedan de áreas rurales o urbanas. Estamos contentos de que el plenario lo haya apoyado, situando al Parlamento en la primera línea de un presupuesto mejor, que esté alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, en las próximas negociaciones con el Consejo.  

 

“Lamentablemente, se da prioridad al egoísmo y la actitud de escurrir el bulto en el caso de los 3.000 millones de euros que la Unión Europea facilita a Turquía para garantizar que las instalaciones de acogida y los albergues para los refugiados funcionan correctamente. Ahora el Consejo quiere revocar la lógica inicial y limitar su parte a solo 1.000 millones de euros –divididos entre los 28 Estados miembros–, depositando el resto de la carga financiera en el presupuesto comunitario. Al hacerlo, el Consejo está en realidad intentando robar fondos que son esenciales y entregárselos a Ankara, cuando se supone que esos fondos deben destinarse a políticas comunes de la Unión Europea. No es aceptable, y es incluso menos aceptable si consideramos los fondos adicionales que la Unión Europea ha facilitado a Turquía para implementar reformas políticas en línea con el acervo comunitario, un objetivo respecto al cual las autoridades locales están ofreciendo resultados negativos. Es incluso menos aceptable si consideramos el cumplimiento deteriorado de Turquía de la democracia, el imperio de la ley y las normas de derechos humanos.  

“Las negociaciones serán difíciles. Seremos firmes en la defensa de los fondos y de los derechos de los ciudadanos y las ciudadanas europeos ante el persistente egoísmo y actitud de escurrir el bulto que plantea el Consejo”.