Reaccionando a la propuesta de la Comisión Europea sobre nueva normativa en el área de la Inteligencia Artificial (IA), los Socialistas y Demócratas piden legislación que sea, al menos, tan pionera como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).

Mientras que la propuesta actual es un buen comienzo, el Grupo S&D trabajará duramente para defender derechos fundamentales como la privacidad, concretamente en lo que respecta al reconocimiento facial en espacios públicos.

El eurodiputado Ismail Ertug, que es el vicepresidente del Grupo S&D responsable de la digitalización, afirmó:  


“La inteligencia artificial es una tecnología clave para revolucionar el sector de la movilidad. Los vehículos autónomos, la optimización del sistema de ferrocarril a tiempo real o la planificación del combustible: necesitamos la inteligencia artificial para controlar la transición a una movilidad que sea segura, de inclusión y favorable al medio ambiente. Reducirá el tráfico, los accidentes y la contaminación.


“La Comisión Europea ha abordado su creciente importancia definiendo aplicaciones que son de alto riesgo. Responsabilidad y obligaciones claras ayudarán a los consumidores y las consumidoras a confiar en la utilización de la inteligencia artificial y armonizarán las normas para su despliegue en el mercado europeo. Lo que le falta a la propuesta son prohibiciones de usos perjudiciales en el ejército y del reconocimiento facial biométrico. La tecnología de inteligencia artificial nunca debe debilitar el derecho de los ciudadanos y las ciudadanas a la privacidad, concretamente en lo que respecta a las normas de reconocimiento facial. La inteligencia artificial nunca debe llevar a la vigilancia masiva o la discriminación, y debemos prohibir cualquier aplicación que conduzca a ello. Tenemos que dejar de usar los sistemas de reconocimiento facial hasta que estemos seguros de que cumplen plenamente las normas de derechos fundamentales. Si queremos que la regulación de la inteligencia artificial sea otra historia de éxito europeo como el RGPD, nos hacen falta normas claras que funcionen para todos y todas”.  

La eurodiputada Christel Schaldemose, portavoz de Mercado Interior y Protección del Consumidor del Grupo S&D, afirmó:


“No hay duda de que la inteligencia artificial tiene un enorme potencial y es una de las tecnologías más prometedoras y estratégicas de nuestro futuro. Sin embargo, si queremos utilizar todo el potencial, debemos mantener en el centro el beneficio máximo para la gente: la innovación y el crecimiento económico deben ir de la mano con una inteligencia artificial que sea fiable y se centre en las personas. Por lo tanto, la nueva normativa debe garantizar una utilización transparente y ética de la inteligencia artificial, que incluya el principio de precaución y la prohibición de prácticas que sean perjudiciales y discriminatorias. Creo que la propuesta de la Comisión Europea ofrece un buen punto de inicio, pero hay que hacer más de cara a proteger a los consumidores y las consumidoras, garantizar la fiabilidad y convertir las tecnologías de inteligencia artificial en una herramienta que ayude a conseguir una sociedad europea que sea progresista y socialmente justa”.

El eurodiputado Tiemo Wölken, portavoz de Asuntos Jurídicos del Grupo S&D, afirmó:


“La inteligencia artificial presenta muchos desafíos nuevos y complejos en relación con la seguridad, la dignidad humana y la privacidad. En octubre del año pasado, lideramos al Parlamento Europeo al poner sobre la mesa propuestas pioneras sobre un marco jurídico para la inteligencia artificial en Europa que sea bueno y ético y que esté preparado para el futuro. Hemos pedido nuevas leyes y principios que garanticen que la inteligencia artificial y la robótica no solo se centran en las personas y están hechos por seres humanos, sino de cara a garantizar que su utilización es segura, transparente y que se rinde cuentas por la misma. Echando un primer vistazo a las propuestas de hoy, me agrada confirmar que la Comisión Europea comparte la mayor parte de nuestros puntos de vista sobre la ética. Sin embargo, en el futuro nos hacen falta normas que reflejen mejor la realidad de que la inteligencia artificial no afecta solo a los consumidores y las consumidoras, sino también a los ciudadanos y a la sociedad en general, incluyendo su uso por las autoridades públicas. Al final, si la gente ha de beneficiarse del enorme potencial de la nueva tecnología, tienen que poder confiar plenamente en todos los aspectos de la inteligencia artificial”. 

El eurodiputado Ibán García del Blanco, coordinador del Grupo S&D en la comisión AIDA (comisión especial sobre la inteligencia artificial en la era digital), afirmó:


“Cuando la inteligencia artificial está cada vez más presente en nuestra vida diaria, nos hacen falta normas claras en Europa que permitan garantizar una Inteligencia Artificial que se enfoque en las personas y que sea fiable y ética, mientras promueve la justicia social y la transición justa de nuestra economía. Estas normas deben regir cualquier Inteligencia artificial que afecte a los ciudadanos y las ciudadanas europeos.

 

“Las normas europeas de inteligencia artificial deben realzar nuestros principios sociales y democráticos respetando derechos fundamentales como la privacidad y la no discriminación. Las normas éticas sobre inteligencia artificial deben aplicarse al ciclo completo de vida a partir del diseño, permitiendo autonomía y supervisión humanas, garantizando la seguridad y la transparencia y una fuerte gobernanza de los sistemas mediante la incorporación de los mejores estándares disponibles. 

 

“Prestaremos especial atención a la privacidad y no deben existir discriminación o sesgos integrados en los algoritmos en ninguna etapa de su proceso de desarrollo, de forma que los ciudadanos y las ciudadanas tengan salvaguardas en relación con esas tecnologías. Todas las tecnologías de inteligencia artificial deben servir a la sociedad en su conjunto y deben beneficiar a las personas como ciudadanos y ciudadanas, usuarios, consumidores y trabajadores y trabajadoras. Debemos garantizar que el diálogo democrático con la sociedad civil y los agentes sociales juega siempre un papel crucial en su desarrollo, despliegue y utilización.

 

“Debe existir un sistema de evaluación de conformidad y certificación de la Unión Europea, mediante la previa autorización, que garantice el cumplimiento de los derechos fundamentales y los principios éticos; y, en caso contrario, una prohibición de aquellas aplicaciones de inteligencia artificial que sean incompatibles en cualquier forma con los derechos fundamentales”.

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